Si alguna vez seguiste el fútbol argentino, seguro has oído el nombre de Walter Erviti. Nació en Buenos Aires en 1985 y se convirtió en uno de los volantes más constantes del país. Aquí te cuento su historia sin vueltas complicadas.
Erviti empezó a entrenar con las inferiores de River cuando era chico. En 2005 debutó con el primer equipo y, poco a poco, ganó confianza del entrenador. Su estilo era sencillo: buena visión, pases precisos y una gran ética de trabajo. No marcaba muchos goles, pero siempre estaba donde se necesitaba.
Durante su primera etapa en River (2005‑2011) ganó varios títulos importantes: la Copa Sudamericana 2014 y la Liga 2010‑11, entre otros. Su rendimiento le valió el llamado a la selección argentina, aunque solo jugó un amistoso.
En 2011 aceptó una oferta del Cruz Azul de México. Allí vivió dos temporadas con altibajos; el equipo llegó a la final del Clausura 2013 pero perdió en penales. Erviti se adaptó al ritmo más físico del fútbol mexicano y mostró su capacidad para mantener el balón bajo presión.
En 2014 volvió a River, ahora como jugador experimentado. Su segunda etapa (2014‑2020) fue la que más títulos acumuló: la Copa Libertadores 2015, la Recopa Sudamericana 2015, la Supercopa Argentina y dos ligas locales más. En esos años se convirtió en un referente dentro del vestuario; los jugadores jóvenes lo veían como modelo de profesionalismo.
En 2020 decidió colgar la camiseta. Su retiro no fue brusco: anunció su decisión en redes sociales agradeciendo a la afición y al club que tanto le dio. Desde entonces ha estado involucrado en proyectos de formación juvenil, trabajando con academias locales en Buenos Aires.
Además, Erviti se ha vuelto comentarista ocasional en programas deportivos, aportando su visión táctica sin complicaciones. Su opinión es directa y fácil de entender, lo que le gana seguidores fuera del campo.
Hoy pasa tiempo con su familia, juega fútbol recreativo con amigos y sigue apoyando a River desde la tribuna. Si quieres seguirlo, sus redes sociales comparten entrenamientos y momentos personales.
En resumen, Walter Erviti es un ejemplo de constancia y trabajo duro. No fue el jugador más mediático, pero su aporte al fútbol argentino dejó huella. Cada vez que escuches su nombre, piensa en un volante que siempre hizo lo correcto para su equipo.
En el Estadio José Fierro, Belgrano y Huracán protagonizaron un apasionante partido que concluyó en un empate 1-1, marcando el estreno de Walter Erviti como entrenador de Belgrano. Pese a los intensos momentos y la calidad del juego mostrado por ambos equipos, ninguno pudo sobresalir con una victoria. Este resultado refleja las dificultades de consistencia que ambos clubes han enfrentado en partidos previos y amistosos.