
Palestino da el golpe y deja tocado a Cruzeiro en su propio estadio
Lo que se vivió el 15 de mayo de 2025 en el Estádio Governador Magalhães Pinto ha dejado huella más allá de una simple derrota. Palestino, el equipo chileno que muchos daban por descartado frente al gigante brasileño Cruzeiro, se impuso en un duelo con todos los condimentos de sorpresa e intensidad. El resultado, más allá de los goles, provocó estupefacción en la prensa y los hinchas locales—nadie en Belo Horizonte se esperaba este revés ante un rival sudamericano que suele ser visto como un "modesto" visitante.
Cruzeiro saltó al campo con la presión de revertir una campaña irregular en el grupo E. Pero la cosa se torció pronto. Ariel Martínez, clave para Palestino, aprovechó los espacios y anotó para el equipo chileno. Esa imagen, con los celestes atónitos mientras los visitantes festejaban, se convirtió en tendencia en redes sociales brasileñas, acompañada de mensajes que no disimulaban el sentimiento de vergüenza nacional.
Respuestas en Brasil: una herida en el orgullo futbolero
No es un secreto que Brasil suele mirar desde arriba los certámenes continentales, esperando que sus clubes dominen sin mayor resistencia. Pero dos caídas al hilo para Cruzeiro —y quedarse en el fondo del grupo, sin puntos— ha sido demasiado para la hinchada y los comentaristas. Programas deportivos frenaron su rutina para debatir, con tono áspero, lo sucedido. Nadie se salvó de críticas, ni el entrenador ni figuras como Gabriel Barbosa, quien aunque marcó, no pudo revertir la historia.
La decepción no quedó en la cancha; también se reflejó en los pasillos del club y en los foros de aficionados, donde las palabras “falla”, “humillación” y “vergüenza” fueron moneda corriente. La diferencia en presupuesto y plantilla acrecienta la sensación de desastre: perder contra un elenco como Palestino duele doble, porque rompe los antiguos clichés de supremacía brasileña ante clubes chilenos en torneos internacionales.
El público local, con silbidos y rostros de incredulidad, acompañó la salida de los jugadores. Algunos comentaristas hablaron de "baño de realidad" y recordaron que el fútbol, aun en el país del jogo bonito, no perdona desconcentraciones. Palestino, mientras tanto, sonríe: con los tres puntos ya es escolta en su zona y vuelve a Santiago sabiendo que han dejado una marca difícil de borrar en la memoria de Cruzeiro y de todo Brasil futbolero.