Un recibimiento tenso y peligroso para la selección argentina
Nadie esperaba una bienvenida tranquila, pero lo que vivió la selección de Argentina al aterrizar en Santiago superó la tensión habitual de una eliminatoria sudamericana. La noche del 4 de junio de 2025, la expedición albiceleste aterrizó en el aeropuerto Arturo Merino Benítez tras más de dos horas de vuelo desde Buenos Aires. Messi, De Paul y compañía quedaron en medio de un hervidero de aficionados desbordados, flashes y gritos: una postal caótica que puso al descubierto serias fallas en la organización y seguridad dispuesta por las autoridades chilenas.
Según testigos, la llegada estuvo lejos de seguir el protocolo. FIFA exige rutas de acceso exclusivas, perímetros de seguridad reforzados y la mínima exposición de los equipos visitantes cuando pisan territorio extranjero. Sin embargo, la delegación argentina debió cruzar entre decenas de simpatizantes, muchos buscando fotos o autógrafos, otros gritando insultos que incrementaron el clima de tensión. Por momentos, la situación se volvió incontrolable y la seguridad privada junto a la policía debieron intervenir de manera urgente para escoltar a los jugadores hasta los autobuses y evitar que la situación se desbordase.
Reclamos formales y riesgos para la federación chilena
Para la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), esto no fue un simple desliz: lo catalogaron como una vulneración grave, tanto a los protocolos internacionales de la FIFA como a los acuerdos de reciprocidad firmados con la federación chilena. El enojo argentino no se hizo esperar y trasladaron una queja formal, reclamando que la Asociación Nacional de Fútbol Profesional de Chile (ANFP) no garantizó la seguridad necesaria y puso en riesgo la integridad física de los futbolistas. Detrás de este reclamo también subyace un historial de tensiones acumuladas en cada enfrentamiento entre ambas selecciones, especialmente en el contexto de eliminatorias, donde las rivalidades se sienten más crudas.
En la práctica, esta denuncia puede derivar en una sanción para la federación chilena si la FIFA considera que hubo un incumplimiento significativo. En casos similares, la FIFA ha aplicado desde multas económicas hasta advertencias públicas por atentar contra el normal desarrollo de sus competencias. Según fuentes cercanas, lo que más sorprendió al contingente argentino fue el desorden en el acceso y la inexistente separación de flujos entre público, prensa y jugadores.
El incidente, lejos de ser anecdótico, dejó en claro que la seguridad en partidos de alto voltaje como estos sigue siendo un reto en Sudamérica. Además, añade una carga extra de presión para Chile, cuya selección no llega en buen momento y necesita los puntos como el aire. Perú y Uruguay amenazan con dejarles fuera de un tercer Mundial consecutivo, y la expectativa por la presencia de Messi solo multiplica la atención mediática y la emotividad.
El partido en el Estadio Nacional Julio Martínez prometía emociones fuertes incluso antes del silbatazo inicial. Ahora, la polémica por el caos en el aeropuerto suma un nuevo capítulo en la intensa rivalidad futbolística entre Argentina y Chile.
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