En menos de 48 horas, la rivalidad entre dos caras conocidas de la televisión chilena pasó de ser una discusión de gabinete a una acusación pública de drogadicción. Daniela Aránguiz, conocida por su matrimonio con el exfutbolista Jorge Valdivia, lanzó contra Cony Capelli una frase que ha sacudido los estudios de canales y redes sociales.
Orígenes de la disputa
Todo se remonta al programa "Plan Perfecto", donde Aránguiz habló del cantante Juan David Rodríguez y sus problemas pasados con las drogas. La exesposa de Valdivia afirmó que Rodríguez "metía cosas por la nariz que le hicieron mucho daño y tiene problemas cerebrales que todavía no entiendo". Ese comentario, que pretendía criticar al artista en medio de sus actuales batallas legales por pensión alimenticia, fue interpretado por Capelli como una burla a la enfermedad.
Cony Capelli, ganadora de "Gran Hermano" y panelista de Chilevisión, no tardó en responder en su propio espacio televisivo. Calificó los dichos de Aránguiz de "vergonzosos" y defendió que la adicción es una enfermedad que afecta a millones, no un tema para el escarnio. Además, recordó que ser madre no otorga un pedestal moral para menospreciar a otros.
La mamá de Capelli, Paola, se adentró en la disputa mediante una serie de mensajes publicados en redes. En sus declaraciones, describió a Aránguiz como "un espejo de lo peor de nuestra sociedad" y sostuvo que la maternidad debe basarse en empatía y respeto, no en juicios superficiales. La intervención de Paola intensificó la tensión y dio pie a una discusión que ya había empezado a escalar.
Escalada y consecuencias en la pantalla
El enfrentamiento no se quedó en palabras. Según fuentes cercanas al mundo del entretenimiento, Capelli habría amenazado con abandonar el programa de baile "Fiebre de Baile" si Aránguiz fuese invitada a formar parte del jurado. La estrella de "Gran Hermano" argumentó que la presencia de Aránguiz pondría en duda su imparcialidad y que preferiría regresar a "El Internado", reality de Mega, donde se sentiría "más tranquila".
Testigos afirman que la tensión entre ambas personalidades ya se gestaba en los pasillos de los estudios. Aránguiz, según algunos, había lanzado indirectas contra Capelli durante los intermedios de varios programas, generando una atmósfera de desconfianza que ahora se ha hecho pública.
El punto álgido llegó cuando Aránguiz, en un segmento de "Sígueme", acusó directamente a Capelli de ser "drogadicta" y la retó a someterse a pruebas de detección de sustancias para demostrar su sobriedad. La acusación, mucho más directa que los comentarios iniciales sobre Rodríguez, marcó un nuevo nivel de agresividad en la pelea.
Este episodio ha tenido repercusiones en la industria del espectáculo chileno. Varios colegas de ambos lados del conflicto han decidido mantenerse al margen, temiendo que su participación pueda avivar la polémica. Otros, sin embargo, han expresado su apoyo a Capelli, subrayando la necesidad de respetar a las personas que luchan contra la adicción.
Algunos analistas de medios señalan que la disputa refleja una competencia latente entre dos generaciones de figuras mediáticas: por un lado, la veterana Aránguiz, ligada a la era del fútbol y la farándula tradicional; por el otro, Capelli, emblema de la nueva ola de reality shows y sociología de la fama digital.
Mientras tanto, el público no ha dejado de comentar. Los hashtags relacionados con la polémica han traspasado los muros de la televisión y se han vuelto tendencia en Twitter, generando miles de reacciones que van desde la condena de los ataques personales hasta la defensa vehemente de la libertad de expresión.
- Aránguiz: acusa a Capelli de drogadicción y la desafía a test.
- Capelli: rechaza la acusación, defiende la dignidad de los adictos.
- Paola Capelli: apoya a su hija y critica a Aránguiz.
- Impacto profesional: Capelli amenazó con dejar "Fiebre de Baile".
En resumen, la pelea entre Daniela Aránguiz y Cony Capelli ha pasado de ser un comentario puntual a una guerra verbal que involucra acusaciones de consumo de drogas, desafíos de pruebas médicas y amenazas de renuncia a programas de gran audiencia. El desenlace aún está por verse, pero lo cierto es que la disputa ya ha dejado una marca visible en la dinámica del entretenimiento chileno.
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