
Una rebaja modesta que todos notan
Un respiro pequeño, pero muy esperado: los precios de la gasolina en Chile caen a 1,32 dólares por litro en junio de 2025, después de un mes anclados en 1,33. Aunque a simple vista parezca un ajuste mínimo, para quienes llenan el depósito cada semana, incluso unos pesos menos por litro hacen diferencia. Este nuevo precio se suma a una larga trayectoria de subidas y bajadas; si echamos la vista atrás, Chile llegó a tener gasolina a apenas 0,43 dólares en diciembre de 1992, y vivió su máximo histórico de 1,76 dólares en marzo de 2013.
La explicación detrás de este movimiento está en una mezcla de factores económicos tanto internos como internacionales. Por un lado, los precios mundiales del petróleo, que marcan el pulso a nivel regional. Por otro, las decisiones del Banco Central de Chile, que en abril optó por mantener el tipo de interés en el 5,00%. Una jugada que busca frenar la volatilidad ante un panorama global que no para de moverse.

¿Qué está moviendo los precios?
Hay una dinámica casi de ajedrez entre la economía local y el contexto internacional. Mientras el Banco Central mantiene la calma con su política monetaria, hay murmullos sobre posibles leves recortes de la tasa antes de cerrar el año, pero todo depende de si la inflación afloja el ritmo. Y, si el contexto ayuda, eso podría traducirse en un impacto positivo —aunque indirecto— para los precios del combustible.
Pero los expertos ya adelantan que quizá esta tregua en la gasolina no dure demasiado. Las previsiones apuntan a que el litro volverá a subir: los analistas proyectan 1,34 dólares para finales del segundo trimestre y hasta 1,45 dólares hacia 2026. Ese leve respiro es más bien un suspiro antes de volver a apretar el cinturón.
Esta bajada viene influida, además, por las políticas económicas de los principales países exportadores, el juego de la oferta y la demanda y cómo van evolucionando los mercados en Asia, Europa y Estados Unidos. Lo cierto es que cualquier movimiento brusco en el precio internacional del crudo se siente enseguida en el bolsillo chileno.
Para las familias y empresas, una baja aunque sea corta significa recortar gastos, al menos durante algunas semanas. Y para los transportistas, taxistas y repartidores, cada moneda de ahorro suma en un contexto donde la incertidumbre económica sigue latente.